Paul Hain
Story by Tara Lohan | Photography by Sarah Craig
Un granjero defiende Measure J (Iniciativa J), la cual busca proteger el condado de San Benito contra las operaciones petroleras de alta intensidad.
Las ardillas están entre las primeras cosas en la lista de todas las cosas que podrían amenazar el sustento de vida de Paul Hain. Y de ahí, también están las compañías petroleras.
El año pasado, las ardillas se atiborraron de 14 de sus 20 acres de nogales. Y las compañías petroleras han estado codiciando ese idílico rincón de California en tiempos recientes, con un proyecto en desarrollo que podría significar cientos de pozos nuevos que usan métodos de producción de alta intensidad, utilizando grandes cantidades de agua y energía para extraer petróleo viscoso hasta la superficie.
Una mañana de septiembre durante la cosecha de nueces, visité la granja de Paul, Hain Ranch Organics, en la pequeña aldea de Tres Pinos, cinco millas al sur de Hollister en el condado de San Benito. Un trabajador conducía una barredora (que se parece bastante a una segadora) a lo largo de las filas de árboles, apilando las nueces en hileras para facilitar su cosecha.
Sobre el zumbido de la máquina, Paul me contó que gran parte del huerto ya estaba aquí cuando él nació hace 60 años. En ese entonces, el lugar era de sus abuelos. Fue construido alrededor de 1905, por su bisabuelo Schuyler Hain, el primero de sus parientes en arribar a la zona en los últimos años del siglo 19.
A lo largo de su vida, Paul ha visto el crecimiento y el cambio de San Benito, hasta cierto punto. Recuerda la llegada del primer semáforo a Hollister en los últimos años de la década de los 60, cuando empezaba a crecer la población, pero la vista desde su casa no difiere mucho ahora de lo que fue en su niñez. San Benito es principalmente una zona rural de 55,000 personas que viven en una región de colinas ondulantes ubicadas en la costa central de California– a unas cien millas de San Francisco y tierra adentro, a 25 millas del mar Pacífico.
El condado de San Benito tiene mucha agricultura orgánica, ranchos y viñedos. La atracción más famosa del condado es Pinnacles, la cual ascendió en categoría, de Monumento Nacional a Parque Nacional, en el 2012. Es un área de atracción de cuevas y grandes formaciones de rocas, esculpidas de un volcán que desde hace mucho está extinguido. El parque también es hogar de halcones y cóndores, y tiene una rica historia cultural, ya que tanto la tribu Chalon como la Mutsun lo consideran su hogar.
El tranquilo condado de San Benito no es el lugar que uno esperaría fuera centro de una gran lucha política, pero en esta temporada electoral, es precisamente lo que está pasando. El 4 de noviembre, los votantes aquí tendrán la oportunidad de decidir si quieren o no que se apruebe un proyecto de ley, Measure J (Iniciativa J)– una iniciativa en la boleta electoral que prohibiría la fracturación hidráulica (fracking), la inyección cíclica de vapor, y la acidificación en el condado. Se trata de tres métodos con los cuales las compañías petroleras intentan acceder a depósitos de petróleo de más difícil alcance ahora que se ha agotado el petróleo más fácil de extraer. A menudo, a estos métodos se les llama “operaciones petroleras de alta intensidad.”
Una vez que hayas contaminado el acuífero, no importa lo que hagas, está estropeado por siempre.
Paul ayudó a que la iniciativa pasara a votación — añadiendo su nombre a una lista de otros cuatro listados, para iniciar el proceso esta primavera pasada en la corte del condado. Miembros de la organización de base, San Benito Rising (San Benito en Alza), la cual después formó Protect San Benito (Protejamos San Benito), se organizaron rápidamente a principios de mayo para salir a las calles y conseguir las 4,000 firmas requeridas para que Measure J pasara a votación.
La industria petrolera no se ha quedado de brazos cruzados. El San Jose Mercury reporta que “gigantes petroleros” como Chevron, ExxonMobil, y Occidental Petroleum han dado $1.8 millones (y siguen dando) para combatir Measure J, superando 15 a 1 lo que ha dado Protect San Benito para apoyar la iniciativa. San Benito dista mucho de ser las masivas operaciones petroleras del condado de Kern, y el fracking ni se ha realizado aquí. Pero la contienda electoral es cuestión seria para ambos lados.
Después de pasar un poco de tiempo ahí, empecé a entender por qué.
El valor del agua
La familia de Paul come muchas nueces. “Las ponemos en los licuados”, dice, abriendo la corteza verde de una nuez fresca contra el tronco de un árbol para revelar la cáscara color café que lleva dentro. “Para cualquier receta que lleve nueces, ponle el doble”, me aconseja.
Sus nueces son cosechadas, procesadas, y secadas en zonas cercanas y terminan en todas partes del mundo. La producción de su rancho también se ha diversificado y ahora incluye pollos y pavos de variedad heritage, empleándose métodos popularizados por el granjero, Joel Salatin. Paul mantiene a sus aves en jaulas móviles entre los nogales. Las aves tienen aire fresco, sol y pueden alimentarse en la pastura. También ayudan a controlar las plagas y su excremento ayuda a fertilizar la tierra, beneficiando así el huerto.
Paul me lleva a ver una incubadora en la propiedad donde se encuentran amontonados bajo lámparas de calor bulliciosos pollitos amarillos. Estos pollitos tienen solamente unos días de nacidos. Pronto saldrán al campo. Y eventualmente al granero de al lado, donde los crían.
Es así el ciclo de la vida en una granja, ciclo con el cual Paul está íntimamente familiarizado. Ha trabajado estos terrenos desde que era niño: acarreando piedras después de una inundación; reacomodando pipas de irrigación; plantando, sembrando, criando animales, construyendo una comunidad.
Ser granjero, me dice, es lo que siempre quiso. Pero eso no quiere decir que ha sido fácil. Paul lo ha podido lograr por su inteligencia en los negocios– con los cultivos orgánicos y vendiendo a personas que valoran la sostenibilidad y la producción local. Y dice que es más divertido trabajar junto con la naturaleza que tratar de controlarla– aunque en un estado en que la sequía está alcanzando proporciones bíblicas, esto tampoco es una hazaña fácil.
El agua aquí es muy valiosa, y sus sistemas están interconectados. El Arroyo de Tres Pinos fluye a la par de su terreno– y Paul lo utiliza a menudo para complementar la irrigación del huerto. El arroyo es tributario del Río San Benito, el cual fluye hacia el Río San Parajo, que a su vez fluye hacia la bahía de Monterrey, un santuario marino en el Océano Pacífico.
Lo que sucede aquí no se queda aquí necesariamente cuando de la cuenca se trata. Y eso tiene preocupado a Paul. Sabe que en estos momentos no se está llevando a cabo el fracking en el condado. “Pero sí tenemos unos cuantos pozos inactivos, y ahí hay una posibilidad de reactivarlos y recuperar más petróleo,” dice. A lo largo del estado, se están reactivando viejos pozos, con el uso de técnicas como la inyección cíclica de vapor, la acidificación, o el fracking. Todos esos métodos de producción utilizan una gran cantidad de agua y también conllevan riesgos de contaminación del agua.
Lo que ahora está en procedimiento en San Benito no es el fracking, sino la inyección cíclica de vapor– o recuperación térmica– proceso en el cual se inyecta bajo tierra, hacia los gruesos depósitos de petróleo, el vapor de agua sobrecalentada. La compañía Citadel Exploration está llevando a cabo una operación conocida como Project Indian (Proyecto Indio). La compañía ha perforado 15 pozos exploratorios y ahora sostiene que existen bajo tierra depósitos de unos 100 millones de barriles (aunque es probable que no todos serían recuperables). La compañía podría, ultimadamente, perforar cientos de pozos si el proyecto realmente se echa a andar.
Project Indian queda justo en las afueras del Parque Nacional Pinnacles, fuente de orgullo local– y para Paul, un lugar de profundos lazos familiares. Cerca de ahí, en Bear Valley, se instaló por primera vez su bisabuelo, Schuyler Hain. Schuyler ayudó a que se diera protección para la región de Pinnacles– concientizando a la gente sobre el lugar hasta tal punto que atrajo la atención del Presidente Teddy Roosevelt, simpatizante del conservacionismo quien consideró que la zona merecía estatus de Monumento Nacional en el 1908.
Project Indian fue interrumpido temporariamente por un juez de la Corte Superior del condado de Monterrey este verano, quien determinó que la compañía no llevó a cabo las debidas evaluaciones sobre los impactos ambientales del proyecto. Pero aunque el proyecto está en la mayor parte paralizado (Citadel Exploration actualmente extrae pequeñas cantidades de un pozo exploratorio), la lucha de la producción petrolera en el condado de San Benito sigue con toda fuerza.
“No se queda simplemente ahí donde lo ponen,” dice Paul, hablando del agua y los químicos que podrían inyectarse bajo tierra. “Eso es lo que preocupa mucho aquí con nuestra geología. La falla de San Andreas está a solo dos millas de aquí. Aquí ya estamos ‘frackeados’– de forma natural.” Cuando se usa el fracking en los pozos, se inyectan bajo tierra, con alta presión, el agua, el arena y otros líquidos.
Se supone que las inyecciones ocurren a una profundidad lo suficientemente mayor para no correr el riesgo de contaminar los acuíferos. Pero en California existe la preocupación de que las fisuras y grietas que ocurren naturalmente en la geología podrían ocasionar una posibilidad mayor de que el líquido utilizado en el fracking y los químicos existentes que ocurren naturalmente bajo tierra migren hacia otras capas de formaciones de rocas y posiblemente también a los acuíferos que contienen agua potable.
Una vez que hayas contaminado el acuífero, no importa lo que hagas, está estropeado por siempre,” dijo.
Cerrándole las puertas a la industria petrolera
Mientras en el condado se espera una evaluación del impacto ambiental de Project Indian, la batalla sobre Measure J toma primer plano. En mi última visita al condado, menos de un mes antes de las elecciones, los letreros en los patios de las casas mostraban la contienda sobre Measure J.
Margaret Morales Rebecchi y su esposo Larry Rebecchi, ambos maestros jubilados que han estado involucrados en Protect San Benito, se han reunido con sus compañeros en la sede de su bando, ubicada sobre una de las calles principales de Hollister
Es un espacio enorme que parece una antigua tienda departamental. Pero lo han llenado de letreros que dicen “Alto al Fracking, Sí a J” y de mesas cubiertas con panfletos informativos. Hay un grupo de alumnos de preparatoria que está en el piso trabajando en un proyecto de arte, y en la parte del fondo aparece el gran títere, Connie el Cóndor, que sirve como una especie de mascota para este bando.
Afuera, en la calle, el pueblo se prepara para el último mercado de granjeros del año. Paul Hain está bajando su mercancía de pollo congelado de su camión. Y Margaret me dice que independientemente de lo que suceda en las elecciones, el asunto está lejos de resolverse.
Tenemos otras ideas. No se trata solo de prohibir el fracking, se trata de todo el estado de California”, me dice. “¿Por qué crees que están gastando casi $2 millones? No es porque aquí haya montón de petróleo. Es porque no quieren que esto se propague. Y hay gente que nos está viendo. Hay otra gente que quiere hacer lo mismo que nosotros estamos haciendo.”
Éste es el meollo del asunto. El fracking se ha convertido en un tema movilizador en todo el país, y en toda California. En Nueva York, más de 170 comunidades han utilizado leyes de urbanismo para emitir prohibiciones o moratorios contra el fracking. Comunidades en Texas, Colorado, y Nuevo México han intentando hacer lo mismo, con distintos grados de éxito.
En California, donde el fracking se está desarrollando principalmente justo en el centro agricultor del estado– el Valle de San Joaquín (como también en la cuenca de Los Ángeles, por la costa de Santa Bárbara, y en las montañas del condado de Ventura), la oposición va en aumento. Y está creciendo aún más en lugares como San Benito, donde los habitantes quieren detener las operaciones petroleras de alta intensidad antes de que (posiblemente) lleguen a empezar.
Margaret compara la iniciativa de San Benito a una vacuna– tomar los pasos para prevenir una enfermedad de la que solo existe la posibilidad de contagiarse. “Tienes que impedir que lleguen las compañías petroleras porque ya que hayan entrado, es difícil deshacerse de ellas,” dice. “Hemos visto lo que está pasando en otros estados. Hemos visto vacas con tumores. Hemos visto gente con la nariz sangrando. Las hemos visto con problemas de comezón, asma, y malformaciones congénitas. ¿Cuánta prueba necesitamos? Todo eso me asusta lo suficiente para que me comprometa a impedirlo en California.”
Hace unos meses en el condado de Santa Cruz prohibieron el fracking; la ciudad de Los Ángeles también está redactando actualmente el texto de una ordenanza. Además de San Benito, el condado de Santa Bárbara y el condado de Mendocino han puesto a votación iniciativas que aparecerán en la boleta este mes.
¿Será posible que poco a poco las ciudades y condados en California llegarán a ser suficientes para decantar la balanza en contra del fracking en un estado que tiene fama de sentar precedentes ambientalistas? Esto es lo que Margaret cree ser posible, y siente que San Benito puede contribuir de manera significativa al ímpetu si Protect San Benito es capaz de organizar al condado para votar a favor de Measure J.
“Se trata del futuro. Se trata del futuro de nuestros hijos,” dice Margaret. “Esto es algo sobre lo cual no nos vamos a detener y decir simplemente, ‘Ganamos las elecciones.'” Habitante de la zona durante 40 años, Margaret se siente muy motivada y apasionada con respecto a este tema. También tiene gran inteligencia política y ha trabajado mucho para educar y organizar a su comunidad latina. Se crió en el pueblo cercano de Gilroy, y es hija de un campesino que inmigró de México.
También es la mamá de los pollitos en este esfuerzo– ha convertido su hogar en el centro de reunión del grupo y también en hospedaje para los que llegan a visitar. Estando con ella, a nadie le hace falta nada. Es la mejor de las anfitrionas, cálida y amable, razón por la cual me sorprendí mucho al saber que se le había prohibido hacer trabajo organizativo en el mercado de granjeros de Hollister. Margaret y sus compañeros afirman que el otro lado está haciendo trampa– difundiendo mentiras sobre su campaña, entre las cuales la más grave es que están intentando prohibir toda producción petrolera en todo el país.
Su iniciativa, afirma Paul, no se trata para nada de eso. Prohíbe toda producción solo en 3 por ciento del condado (el área más poblada) y prohíbe métodos de producción de alta intensidad en las demás partes. Paul dice que alrededor de 90 por ciento de los productores orgánicos están de su parte. Pero la oposición, que se autodenomina San Benito United for Energy Independence (San Benito Unido para la Independencia Energética), tiene el apoyo de grandes organizaciones agricultoras.
Esto ha dejado molestos a otros productores, como el ganadero Joe Morris, dueño de la empresa de ganado, T.O. Cattle Company. Joe ha dado su apoyo a la causa de Protect San Benito porque se ha sentido indignado al recibir material por correo y llamadas telefónicas que han tergiversado su iniciativa.
“Estoy totalmente asqueado con las juntas directivas de dos organizaciones que históricamente han sido muy respetables, la Cattlemen Association (Asociación de Ganaderos) y el Farm Bureau (Agencia de Granjas), quienes han dado su apoyo a una campaña fundamentada en la mentira”, escribió Joe en un artículo de opinión. “Estoy indignado porque son gente decente que está portándose de una manera indecente inusual. Se han aliado, y por asociación aliado también a todos los granjeros buenos y honestos a quienes se supone representan en este condado, a un grupo que mentiría sobre una iniciativa con la que no están de acuerdo. Estar en desacuerdo está bien, es hasta honorable. Mentir es una cobardía. Mentir en mi nombre y en nombre de otros rancheros y productores que negocian con apretones de mano y para quienes la fiabilidad es sagrada es un hecho despreciable.”
Planeando para el futuro
Después de cuatro generaciones, Paul podría ser el último de su familia en cultivar su terreno. Pero recientemente se ha unido a unos granjeros jóvenes que están trabajando ahora en su propiedad– cuidando de los pollos y los pavos, mientras él se encarga de los nogales.
Sabe que en unos veinte años, el condado tendrá más gente, pero cree que también contará con más agro-turismo– más gente visitando las rutas de los viñedos y pequeñas granjas– y claro, también el Parque Nacional.
Y esta visión del futuro es incompatible con un incremento en la producción petrolera. A Paul no solo le preocupa lo que pueda pasar con los pozos de petróleo, sino también la actividad secundaria que conlleva esa producción. “Es su esencia industrial, no la perforación en sí”, dice. “Tú has recorrido la Carretera 25– no está hecha para vehículos de 18 llantas. No quiero que esto se convierta en un Bakersfield,” dice, refiriéndose a la capital petrolera del estado.
Ultimadamente, no cree que la producción petrolera en San Benito será un estimulador económico para la gente que vive aquí. “El condado o las personas en el condado no son para nada los que se benefician de esta tecnología,” dice. “Así es que, ¿por qué hacer algo que solo beneficiaría mucho a unos cuantos pero que perjudicaría a tanta gente– los agricultores, la industria del turismo? No creo que importe tanto el dinero. Creo que lo que importa es la calidad de nuestras vidas. Ciertamente todos necesitamos el dinero para poder hacer las cosas, pero no se necesita vender el alma para conseguirlo.”
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Faces of Fracking is a multimedia project telling the stories of people on the front lines of fracking in California.